lunes, 1 de septiembre de 2014

Temas de reflexión para nuestras Vigilias durante el mes de Septiembre

Bienaventuranzas.- VII.- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

¿Quiénes son los “Bienaventurados que tienen hambre y sed de justicia”? Quienes aman a Dios –Bien inmutable y eterno- sobre todas las personas y sobre todas las cosas, y desean que ellos y todos los hombres den gloria a Dios en todas sus acciones. Quienes se alegran de la conversión de los pecadores, porque así los pecadores también podrán apreciar la misericordia y el amor de Dios. Quienes se gozan cuando el nombre de Dios es ensalzado, querido y venerado, porque saben que es ésa la verdadera justicia, y que en dar “gloria de Dios”, adquiere la criatura su verdadera dignidad.

Quienes luchan para erradicar de la sociedad cualquier tipo de discriminación y de injusticias en el trato entre los ciudadanos, hombres y mujeres, defendiendo la libertad de todos dentro del respeto mutuo y del reconocimiento de la personalidad de cada uno. Quienes luchan por salarios justos, por los derechos a la educación, por la libertad de vivir y de expresar la Fe.

Quienes anhelan cambiar leyes injustas que impiden que en la sociedad de los hombres reine una atmósfera de paz y de caridad, de solidaridad, que permiten la matanza de inocentes en el seno materno; que invitan a la destrucción de las familias, con divorcios y procedimientos acelerados para deshacer cualquier vínculo matrimonial. Quienes se esfuerzan por superar cualquier tipo de discriminación dentro de la sociedad, porque saben que todos los hombres somos hijos de Dios.

Quienes defienden y luchan para que sea reconocido el derecho de los padres a la educación de sus hijos, y no permiten manipulaciones y adoctrinamientos en la formación humana, moral, religiosa de sus hijos, ni por parte del Estado, ni de ninguna otra institución civil ni religiosa, en la que ellos no hayan confiado para la educación de la familia.

Quienes luchan para que la Iglesia pueda anunciar libremente a Cristo en todos los lugares del mundo. Quienes se solidarizan con los marginados y desvinculados de la sociedad, por motivos ideológicos, de fortuna, de enfermedad, de religión, de sexo, etc. Quienes defienden el derecho a nacer, a la vida, de que los que se presentan al mundo con el síndrome Down o con cualquier otro tipo de discapacidad.

Hambre y sed de justicia es la que manifiestan todos los cristianos cuando tienen hambre de que Cristo sea conocido, amado, adorado. El cristiano sabe que Cristo es “el Camino, la Verdad y la Vida”, y que la mejor obra de justicia y de caridad que puede hacer, es ayudar, con su palabra y el ejemplo de su vida, a que otras personas descubran también esta Verdad que ilumina al mundo, a los hombres, a su historia, a su vida y a su muerte.

Cristo expresó su “hambre y sed de justicia”, entre otros momentos, al recordar a los Apóstoles que “había venido a traer fuego (el fuego es figura del Espíritu Santo) a la tierra y ¿qué he de querer sino que se encienda?” (Lc 12, 49). Al actuar movido “por el celo de la casa del Padre”, y expulsar a los mercaderes del templo (cfr. Jn 2, 17). Al prometernos que: “lo que pidiereis en mi nombre eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Jn 14, 13); y de manera muy particular cuando se hace uno con los “hambrientos, los sedientos, los peregrinos, los desnudos, los enfermos, los encarcelados” (cfr. Mt 35 y ss), y dice a sus discípulos: “En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis”.

Esta bienaventuranza manifiesta claramente la acción de la Caridad en el alma del cristiano. Caridad que le lleva a amar a Dios sobre todas las cosas, y a gozarse en que Cristo sea reconocido como Hijo de Dios hecho hombre, y ver que los hombres caminan en la verdad: “Me alegré mucho al encontrar entre tus hijos quienes viven según la verdad” (2 Jn 4).

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Cuestionario

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1.- ¿Me esfuerzo y animo a otros, para aunar esfuerzos y conseguir que en la sociedad sean promulgadas leyes en defensa de la vida, leyes que reconozcan la personalidad del concebido no nacido, leyes a favor de la familia y para ayudar a todas las familias, especialmente a las familias numerosas?

2.- ¿Me preocupo de las situaciones de injusticia contra la vida, la familia, las personas, que están a mí alrededor? ¿Hago discriminaciones con algún tipo de personas, negándoles las posibilidades de trabajar?

3.- ¿Vivo la caridad con los más necesitados, especialmente con los discapacitados, los enfermos, los marginados, los emigrantes?








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