viernes, 27 de diciembre de 2013

CONSEJOS PRÁCTICOS SOBRE NUESTRAS VIGILIAS NOCTURNAS


Coincidiendo con los actos programados con motivo del Bicentenario de la Fundación de la Adoración Nocturna, Monseñor Juan Miguel Ferrer Grenesche en su ponencia sobre esta efeméride pronunciada en la Parroquia de San Gioacchino in Prati ( Roma )el 20 de noviembre de 2010. se refirió a los siguientes consejos que considero muy prácticos a la hora de programar la celebración de nuestras Vigilias, aclarando dudas que muy posiblemente se nos haya presentado en alguna ocasión a muchos Adoradores nocturnos.

Ponencia amplia de la que extraigo:

2.2. Algunos consejos prácticos.

"Llegando a este punto me atrevo a dar algunos consejos prácticos desde mi experiencia como liturgista y como pastor de almas en ya casi 25 años de sacerdocio, me excusarán el atrevimiento quienes me ganan en años y sabiduría.

a) Según las circunstancias de cada lugar y las personas que participarán en la Vigilia se ha de optar por:

1. Iniciar en la tarde-noche (hora de Vísperas/cena) y terminar en el inicio de la madrugada; ó

2. Iniciar más tarde (cerca de medianoche) para poder terminar en la mañana (hora de laudes/desayuno).

b) Si se plantea el problema, por la escasez de Sacerdotes, de tener un Presbítero que pueda acompañar toda la Vigilia (al ser pocos, puede tengan Misas muy pronto al día siguiente o tengan que conducir de un sitio a otro toda la mañana del Domingo), procúrese que esto no impida la celebración de la Vigilia, estando el sacerdote presente sólo en la celebración de la Santa Misa y procúrese que ésta se sitúe al inicio o al final de la Vigilia, en función de lo que resulte más fácil para asegurar la presencia del Sacerdote. La Reserva o la Exposición del Santísimo, según los casos, se puede confiar a un diácono, a un acólito instituido o a un ministro extraordinario, deputado para ello por el Ordinario del lugar de entre los adoradores. Es más, si resulta imposible la presencia del Sacerdote, no se abandone la celebración de las Vigilias. Exponga, Bendiga y Reserve un Diácono o Exponga y Reserve un Ministro extraordinario.

c) Siempre que sea posible, si no es por causa muy grave, la Vigilia de adoración ha de comenzar, o al menos terminar, con la solemne celebración de la Santa Misa. La Adoración comienza en la celebración Eucarística. La Adoración que en ella se expresa, en tantos gestos y palabras se prolonga en la exposición y se hace alabanza en la Liturgia de las Horas. La tierra se asocia a la eterna adoración de la Liturgia celestial, en torno a Dios y al Cordero.

d) Una parte importante de la Vigilia, además de la celebración de la Santa Misa, la ocupa la recitación coral de algunas horas del Oficio Divino.

Procúrese un rezo de las mismas pausado y bien preparado, ¡qué bueno sería poder cantar o cantilar salmos, cánticos e himnos! No hay que desdeñar el empleo de libros o subsidios con breves introducciones y con oraciones sálmicas. Cuídense también los silencios, tras cada salmo, tras la lectura breve, entre las preces. Téngase también presente la véritas horarum, las horas canónicas tienen sus límites. Las Vísperas no han de rezarse tras la media noche. Los Laudes no se pueden entonar antes de la hora normal de levan-tarse para ir a trabajar. Esto quiere decir que en la Vigilia no se recitan las Horas de modo “standar y rutinario”, según el horario de la Vigilia, así han de rezarse unas u otras: por ejemplo, una Vigilia que empieza a las 22h00 puede iniciar con Vísperas, seguir con el Oficio de Lecturas más adelante, y si termina a las 6h00, concluir con Laudes; pero una Vigilia que inicia a las 24h00 no comenzará con Vísperas, podrá incluir el Oficio de Lecturas y terminar entre las 5h00 y las 8h con Laudes; o una Vigilia que termina entre las 3h00 y las 4h00 no terminará con Laudes sino tal vez con Completas o con el Oficio de Lecturas y si inició entre las 20h00 y las 22h00 puede comenzar con las Vísperas.

e) Pero no menos importante en la Vigilia es que existan amplios tiempos de adoración en silencio. Una Vigilia no puede estar llena de palabras, por santas que sean. Se precisa un tiempo de escucha interior y de acogida transformante, donde actúa el Espíritu. El Orden ayuda a asegurar este clima y tiempo de silencio, que enriquece la noche. El lugar de la iglesia se reserva para orar y adorar, quienes descansan, reflexionan o comparten fraternal-mente, han de ir a un lugar separado y aislado para no perturbar el recogimiento de la Vigilia. Los signos externos, banderas, estandartes, etc., si están presentes han de tener un lugar reservado y no ser causa de distracción o incómodo. En algunos lugares las Vigilias se pueden celebrar a puertas abiertas, no es malo que pueda sumarse alguien que no es un habitual, pero por lo general el recogimiento y la seguridad aconsejan se cierren las puertas de la iglesia.

f) Dentro de una Vigilia de Adoración Eucarística tampoco se debe excluir el rezo del Santo Rosario. Se trata, como enseñó en su día el papa Juan Pablo II (Encíclica Rosarium Virginis Mariae), de una oración profundamente cristocéntrica y contemplativa. Con María contemplamos el Misterio de Cristo, la obra salvadora de Dios, realizada por Cristo y prefigurada en María Madre y Modelo de la Iglesia. Ahora bien, el Rosario se ha de rezar bien. Los misterios puestos en conexión con la Palabra de Dios y contemplados. Las oraciones vocales, padrenuestros, avemarías y glorias, recitados serenamente y uniendo a los labios el corazón"

El texto completo de la ponencia puede obtenerse en " www.opera-eucharistica.org"

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