lunes, 29 de octubre de 2012

AÑO INTERNACIONAL DE LA FE, El compendio de la nueva evangelización

Pretendamos vivir intensamente éste tiempo, en el que S.S. Benedicto XVI en unión con todos los Pastores de la Iglesia nos llama a profundizar sobre nuestra Fe; Europa y nuestra querido País, estado componente de la misma, viven unos tiempos desérticos en los que la oración y prácticas religiosas han quedado obsoletas, nos mueve más la crisis económica que detenernos a considerar la crisis de valores; tierras cristianas, evangelizadoras de otros continentes ahora muestran carencia Fe en nuestro Padre, Creador, Redentor nuestro cuyo Espíritu continua asistiéndonos en nuestras Obras.

Estamos en el momento clave del inicio del Año; avancemos en el estudio y divulgación de cuánto nos resulte interesante pues el tesoro encontrado no debemos retenerlo de manera personal.

En la familia; nuestro grupo de amigos; los hermanos de nuestras Asociaciones Religiosas podemos y debemos participar en el discernimiento y divulgación de todo cuánto nos conduzca a las metas fijadas de conocer, amar y servir más a nuestro Padre y Señor.

Un amigo Diácono me/nos facilitará material suficiente a tal fin que se irá insertando en éste recuadro; comienzo por el primer fascículo:

1.-El compendio en la nueva evangelización
Compendio, números 33 a 35 y 79 a 80

I. Punto de Partida.-
Nuestras preguntas

Es preciso comprender que la fe es de actualidad permanente y de gran racionalidad.
¿Es la fe compatible con la razón? ¿Tiene algo que decir a la vida de las personas? El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica es una nueva guía para la transmisión de la fe, que nos ayuda a conocer y a vivir mejor la fe que nos une.

La Palabra de Dios

«Jesús se acercó a ellos y les habló así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
Mt 28,18-20

El testimonio de la Iglesia

«Lo que en el gran Catecismo se presenta de manera detallada, en el Compendio se
encuentra recapitulado en sus contenidos esenciales, que luego se han de traducir al
lenguaje diario y se han de concretar siempre de nuevo. No se puede leer este libro como se lee una novela. Hace falta meditarlo con calma en cada una de sus partes, dejando que su contenido, mediante las imágenes, penetre en el alma.»
Benedicto XVI


II. Exposición de la fe

1. Una nueva evangelización y un nuevo Catecismo.-

Evangelizar significa anunciar la «Buena Noticia» de Jesucristo, que es una buena nueva para todos los hombres.
Leer nn. 79 y 80

79. ¿Cuál es la Buena Noticia para el hombre?
422-424
La Buena Noticia es el anuncio de Jesucristo, «el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16), muerto y resucitado. En tiempos del rey Herodes y del emperador César Augusto, Dios cumplió las promesas hechas a Abraham y a su descendencia, enviando «a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva» (Ga 4, 4-5).

80. ¿Cómo se difunde esta Buena Noticia?
425-429

Desde el primer momento, los discípulos desearon ardientemente anunciar a Cristo, a fin de llevar a todos los hombres a la fe en Él. También hoy, el deseo de evangelizar y catequizar, es decir, de revelar en la persona de Cristo todo el designio de Dios, y de poner a la humanidad en comunión con Jesús, nace de este conocimiento amoroso de Cristo.

Para dar a conocer la fe cristiana a los que deseaban bautizarse o a los que querían profundizar, la Iglesia siempre ha utilizado los símbolos de la fe, compuestos ya desde los primeros siglos. El más importante es el Credo, que proclamaron los primeros Concilios
(Éfeso en el año 431, Nicea en el año 325 y Constantinopla, en el año 381). Hay otro más antiguo y muy importante que llamamos Símbolo de los Apóstoles. (Ver el Credo y el Símbolo de los Apóstoles, antes del n. 33.)
Leer nn. 33 a 35

33. ¿Qué son los símbolos de la fe?
185-188
199.197

Los símbolos de la fe, también llamados «profesiones de fe» o «Credos», son fórmulas articuladas con las que la Iglesia, desde sus orígenes, ha expresado sintéticamente la propia fe, y la ha transmitido con un lenguaje común y normativo para todos los fieles.

34. ¿Cuáles son los símbolos de la fe más antiguos?
189-191

Los símbolos de la fe más antiguos son los bautismales. Puesto que el Bautismo se administra «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19), las verdades de fe allí profesadas son articuladas según su referencia a las tres Personas de la Santísima Trinidad.

35. ¿Cuáles son los símbolos de la fe más importantes?
193-195

Los símbolos de la fe más importantes son: el Símbolo de los Apóstoles, que es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, y el Símbolo niceno-constantinopolitano, que es fruto de los dos primeros Concilios Ecuménicos de Nicea (325) y de Constantinopla (381), y que sigue siendo aún hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.

El papa Juan Pablo II propuso una nueva evangelización para el comienzo del tercer
milenio.

En síntesis, nueva evangelización quiere decir:
• Una renovación y revitalización de la vida cristiana de los creyentes;
• un nuevo anuncio a quienes se han alejado;
• y un primer anuncio a quienes no conocen el Evangelio.

Como instrumento para la nueva evangelización, se preparó el Catecismo de la Iglesia
Católica. Fue promulgado por Juan Pablo II en 1992. De ese Catecismo, se hizo un
Compendio, promulgado por Benedicto XVI en 2005.
Leer los nn. 1 y 2 de la «Introducción» del Compendio

1. ¿Cuál es el designio de Dios para el hombre?
1-25
Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre envió a su Hijo como Redentor y Salvador de los hombres caídos en el pecado, convocándolos en su Iglesia, y haciéndolos hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna bienaventuranza.

30
«Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza (…). Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti» (San Agustín).

2. ¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?
27-30
44-45

Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.


2. Cuatro partes del Catecismo y cuatro dimensiones de la vida
cristiana.-


El Catecismo de la Iglesia Católica y también el Compendio tienen cuatro partes, porque la vida cristiana tiene cuatro dimensiones profundamente unidas:
La profesión de la fe en:

Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La celebración del misterio de Cristo, que nos llena de esperanza.

La forma de vida, presidida por la caridad.

• La oración, que impregna y sostiene toda la vida del cristiano.

Si estudiamos detenidamente el «índice» del Compendio vemos claramente definidas sus
cuatro partes:

I. La profesión de la fe. Profesar quiere decir declarar y adherirse con la vida a aquello que se cree. Nuestra fe, contenida en el Credo, es expuesta íntegramente en esta parte.

II. La celebración del Misterio cristiano. Un gran misterio, un acontecimiento magnífico y lleno de significado y de fuerza cambió la historia de la humanidad: la muerte y la resurrección de Cristo. Los cristianos lo recordamos y celebramos cada día.

III. La vida en Cristo. La manera de vivir cristiana es vivir como Cristo, amando a Dios Padre y a todos los hombres.

IV. La oración cristiana.

La oración tiene gran importancia y llena de sentido la vida de los creyentes. La oración cristiana más importante es el Padrenuestro, Jesús mismo nos la enseñó como forma de rezar al Padre.

3. Lo que pretende esta propuesta formativa
Sirviéndonos del Compendio, vamos a tratar de revitalizar y renovar cada uno de estos aspectos de nuestra vida cristiana:
• El conocimiento de la fe.
• La comprensión y la mejor participación en las celebraciones litúrgicas.
• Nuestra manera de vivir, que nos lleve a la conversión y sea verdaderamente
cristiana.
• La oración y el trato con Dios.

III. Propuestas para conocer y vivir
Reflexión y diálogo:

• ¿Qué es la nueva evangelización?
• ¿Qué es el Compendio y para qué sirve?
• ¿Cuáles son las cuatro partes del Catecismo?
• ¿Qué es la profesión de fe?
• ¿Qué es la celebración del misterio cristiano?
• ¿Qué es la vida en Cristo?
• ¿Qué es orar?

Recordar:
• Las cuatro partes del Catecismo y las cuatro dimensiones de la vida cristiana.

Conocer más:
• Leer los números del 3 al 6 de la «Introducción» y el Motu proprio del papa Benedicto XVI, que están al inicio del Compendio.
3. Tres son las características principales del Compendio: la estrecha dependencia del Catecismo de la Iglesia Católica, el estilo dialogal y el uso de imágenes en la catequesis.

Ante todo, el Compendio no es una obra autónoma ni pretende de ningún modo sustituir al Catecismo de la Iglesia Católica: más bien remite a él constantemente, tanto con la puntual indicación de los números de referencia como con el continuo llamamiento a su estructura, desarrollo y contenidos. El Compendio, además, pretende despertar un renovado interés y aprecio por el Catecismo, que, con su sabiduría expositiva y unción espiritual, continua siendo el texto de base de la catequesis eclesial de hoy.
Como el Catecismo, también el Compendio se articula en cuatro partes,correspondientes a las leyes fundamentales de la vida en Cristo.

La primera parte, titulada «La profesión de la fe», contiene una oportuna síntesis de la lexcredendi, es decir, de la fe profesada por la Iglesia Católica, tomada del Símbolo Apostólico,ulteriormente explicitado y detallado por el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, cuya constante proclamación en la asamblea cristiana mantiene viva la memoria de las principales verdades de la fe.

La segunda parte, titulada «La celebración del misterio cristiano», presenta los elementos esenciales de la lex celebrandi. El anuncio del Evangelio encuentra, efectivamente, su respuesta privilegiada en la vida sacramental. En ella los fieles experimentan y dan testimonio en cada momento de su existencia, de la eficacia salvífica del misterio pascual, por medio del cual Cristo ha consumado la obra de nuestra redención.

La tercera parte, titulada «La vida en Cristo», presenta la lex vivendi, es decir, el compromiso que tienen los bautizados de manifestar en sus comportamientos y en sus decisiones éticas la fidelidad a la fe profesada y celebrada. Los fieles, en efecto, están llamados por el Señor Jesús a realizar las obras que se corresponden con su dignidad de hijos del Padre en la caridad del Espíritu Santo.

La cuarta parte, titulada «La oración cristiana», ofrece una síntesis de la lex orandi, es decir, de la vida de oración. A ejemplo de Jesús, modelo perfecto de orante, también el cristiano está llamado al diálogo con Dios en la oración, de la que es expresión privilegiada el Padre Nuestro, la oración que nos enseñó el mismo Jesús.

4. Una segunda característica del Compendio es su forma dialogal, que recupera un antiguo género catequético basado en preguntas y respuestas. Se trata de volver a proponer un diálogo ideal entre el maestro y el discípulo, mediante una apremiante secuencia de preguntas, que implican al lector, invitándole a proseguir en el descubrimiento de aspectos siempre nuevos de la verdad de su fe. Este género ayuda también a abreviar notablemente el texto, reduciéndolo a lo esencial, y favoreciendo de este modo la asimilación y eventual memorización de los contenidos.

5. Una tercera característica es la presencia de algunas imágenes, que acompañan a la
articulación del Compendio. Provienen del riquísimo patrimonio de la iconografía cristiana. De la secular tradición conciliar aprendemos que también la imagen es predicación evangélica. Los artistas de todos los tiempos han ofrecido, para contemplación y asombro de los fieles, los hechos más sobresalientes del misterio de la salvación, presentándolo en el esplendor del color y la perfección de la belleza.

Es éste un indicio de cómo hoy más que nunca, en la civilización de la imagen, la imagen sagrada puede expresar mucho más que la misma palabra, dada la gran eficacia de su dinamismo de comunicación y de transmisión del mensaje evangélico.

6. Cuarenta años después de la conclusión del Concilio Vaticano II y en el año de la Eucaristía, el Compendio puede constituir un ulterior instrumento para satisfacer tanto el hambre de verdad de los fieles de toda edad y condición, como la necesidad de todos aquellos que, sin serlo, tienen sed de verdad y de justicia. Su publicación tendrá lugar en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia universal y evangelizadores ejemplares en el mundo antiguo.

Estos apóstoles vieron lo que predicaron, y dieron testimonio de la verdad de Cristo hasta el martirio. Imitémosle en su impulso misionero, y roguemos al Señor para que la Iglesia siga siempre las enseñanzas de los Apóstoles, de quienes ha recibido el primer anuncio gozoso de la fe.

Llevar a la vida:

• Leer todos los días uno o dos números del Compendio o del Catecismo.

Para orar:
«Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación de tu doctrina le
enseñe a cumplir siempre, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén».
Misal Romano, oración colecta del VII domingo del tiempo ordinario.
Terminar con la Señal de la Cruz.

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